Reseña

El presente reporte detalla los resultados del Programa de Monitoreo Interinstitucional de Lagunas Costeras correspondiente a 2023. Este programa, que comenzó en 2017, tiene como objetivo evaluar el estado ambiental de las cuencas de las lagunas costeras de Uruguay, como José Ignacio, Garzón, Rocha y Castillos, a través de monitoreos estacionales que analizan la calidad del agua, los sedimentos y las comunidades biológicas, y el impacto de las actividades agrícolas y urbanas en estos ecosistemas. En 2023, la Laguna de José Ignacio estuvo conectada al mar solo el 15% del tiempo, un porcentaje inferior al promedio histórico del 25%, probablemente debido a la sequía asociada al fenómeno "Niña". La conductividad fue más baja que en años anteriores, pero los indicadores de calidad del agua fueron similares a los de años pasados. Fue clasificada como oligotrófica según la concentración de Clo-a y eutrófica según el índice de estado trófico TRIX. El sedimento estuvo dentro de los valores normales, sin exceder los límites internacionales de metales. La comunidad fitoplanctónica estuvo dominada por diatomeas, y la pesca de camarón se vio afectada por la falta de conectividad con el mar. La Laguna Garzón permaneció cerrada durante todo el año, presentando baja salinidad y una proliferación excesiva de la especie nativa de planta sumergida Myriophyllum quitense, indicando un proceso de eutrofización. Este fenómeno afectó la biodiversidad y la pesca, aunque no hubo floraciones de cianobacterias. En la Laguna de Rocha, la conexión con el mar fue del 20%, lo que elevó los niveles de nutrientes y la clasificó como eutrófica. La pesca de camarón también se vio afectada, y algunos tributarios superaron los valores de nutrientes establecidos por la normativa ambiental nacional. En la Laguna de Castillos, la conectividad con el mar fue del 43%, al igual que las demás lagunas se clasificó como eutrófica por el índice TRIX. La pesca de camarón alcanzó las 167 toneladas. En resumen, todas las lagunas estudiadas presentaron desafíos relacionados con la conectividad con el mar y la calidad del agua, aunque se mantuvieron dentro de los estándares para usos recreativos y no se registraron floraciones de cianobacterias. La pesquería de camarón fue la más afectada por la falta de conexión con el mar.