La casa porteña y otros cuentos
Como fuere, todos tratan de justificarse, ya sea en persona o por interpósita. Yo no escribo para hacer terapia como Greene, ni para escapar de la locura como Kafka. Tampoco pretendo compararme con ninguno de esos genios.
Yo escribo porque me divierte, y si al hipotético lector le ocurre lo mismo (no que escriba para divertirse, sino que se divierta) su satisfacción será total.