Peregrinos del silencio
Todo poeta es vate, anunciador, voz en alto. O medium, conductor, intermediario de una señal o mensaje. Cuando esto ocurre sin proponérselo, cuando es genuino, estamos ante una voz que es desde el arranque, instrumento y, como tal, portador de una verdad velada. Asumirlo con seriedad y rigor, además del compromiso, no deja de ser un alivio, principalmente para quienes serán, si lo aceptan, los depositarios de ese fuego, transmitido a través de los siglos. La palabra entonces deja de ser un instrumento, para convertirse en antorcha, faro, luminaria en un mundo en tinieblas. Pablo Eguren no solo cumple con esa condición, sino que su poesía lo coloca con una voz que está más allá de su propia estatura humana. Porque no viene de él, sino que llega a él, como toda palabra inspirada. Con un fraseo aparentemente conversacional, muchas veces parecido a un murmullo esencial, es acompañado por la constatación del escándalo del hombre, aplastado por la maquinaria monumental de la ausencia de empatía y la pobreza espiritual, convertida en sequía. El poeta no para de preguntarse ¿por qué hemos llegado a este punto? Que parece indicar a las claras, que ya no hay retorno. Sin embargo, la única manera de poder salvarse, es asumir lo que le corresponde a cada uno y, junto al prójimo, construir un nuevo cielo.
Leer la poesía de este libro, acaso sea una buena forma de comenzar a cambiar el rumbo de las cosas.
Jorge Palma (Uru.)