Reseña

El 27 de septiembre de 2019, el oncólogo le comunicó a mi padre que tenía un cáncer terminal. Su primera reacción no fue el miedo ni la queja, sino una pregunta: “¿Cuánto tiempo me queda? Porque, además de la preocupación por mi esposa, estoy terminando un libro importante”.
Papá falleció cinco meses después. Durante ese tiempo sufrió intensamente, pero su fuerza de voluntad y su inteligencia extraordinaria lo llevaron a desafiar todos los límites físicos. Contra todo pronóstico, logró concluir el libro que ahora sostienes en tus manos.
Dos días antes de partir lo vi pensativo. Le pregunté qué tenía en mente y me respondió, con serenidad, que uno de los capítulos aún no lo dejaba del todo conforme, aunque sabía que ya no disponía de tiempo. Ese perfeccionismo fue siempre una de sus marcas más profundas.
Han pasado cinco años hasta que logramos publicar esta obra. Lamento la demora, pero me reconforta saber que hoy ve la luz el último legado de un ser humano excepcional, dueño de una mente brillante como pocas he conocido en mi vida.
En tu honor, papá. Gracias por ser nuestra luz en la vida y desde el cielo.