Diario discurrir
Entre el alba y el ocaso, un día completo, con sus veinticuatro horas: así se pliega el libro sobre la cronología de una jornada: veinticuatro poemas entre el Alba y el Ocaso.
En el primer epígrafe, Borges señala que «entre el alba y la noche / está la historia universal». Y si bien el diario suele estar acompañado por el adjetivo íntimo, la intimidad que se abre al otro suele encontrar resonancias, entremezclando lo propio y lo ajeno, y el diario pasa de íntimo a éxtimo, abierto, universal. Es que la lengua no es de nadie y por eso es de todos.
La décima es una forma establecida, con su historia y su devenir. El escritor quiere dejar la marca, la huella de estilo en el formato ya convenido, y por tanto estimula variaciones, o ensaya circunvalaciones, que se desvíen de la regla. Avero prueba una décima espinela que insiste en arrastrar, poema a poema, un ruido, un rengueo, que hace palpable la necedad del estilo. El lector avisado, acaso también avezado, espera que el quinto verso rime con A, pero Avero se propone hacer chirriar la maquinaria, y computa la rima B, para dejar a la vista ambas cosas: la historia de la espinela y lo imprevisible de su devenir.
Fabián Muniz