Diario del sitio de Ur
Entrar al libro Diario del sitio de Ur es entrar en el sitio, mismamente… Desde sus primeros textos nos cubrirá el polvo del derribo, el espantoso olor a derrota, la oprimente atmósfera del derrumbamiento y el descalabro; el caos, el asedio, el terror, la tierra ensangrentada envuelta en llamas. Leer este DIARIO, subirse a su texto, es cabalgar en el testuz de la bestia arrasadora y sanguinaria de la guerra, de todas las guerras… […] Será un poeta quien le toque en suerte hacer la crónica de los destrozos…Siempre fue así. Luego vendrán “los historiadores”, que son los peritos contables de los intereses políticos…pero la crónica pura es poesía…Es labor de los bardos y los juglares, los aedas y los trovadores, los rapsodas y los copleros, los troveros y los payadores […] Su libro es un mapamundi fantástico e inabarcable que sin embargo cabe, magistralmente, en un volumen de poesía…Viajamos en lastimosa huída desde Babilonia a Tarquinia, desde Babel hasta Jerusalén, de Sargón a París, de Constantinopla a Pekín, de Bretaña a Samarkanda…de Cristo Jesús a nuestros desaparec/idos…Y –no podía ser de otra manera- Colonia del Sacramento está presente en todo el libro. […] Diario del sitio de Ur es cualquier guerra: las que fueron y las que serán… (Miguel Ángel Olivera, Prólogo).