Fundación de la Democracia
La Constituyente de 1916
Si buena Constitución es aquella que genera paz, la de 1830 fracasó. Su loable inspiración en la Revolución Francesa no contemplaba usos y costumbres del pueblo Oriental, que tenía los Cabildos como escuela cívica y ejercicio democrático. Así el siglo XIX se transformó en la tierra purpúrea, donde imperó la ley del más fuerte, con su cenit en la Triple Alianza. Pese a esa realidad, sucesivas patriadas forjaron una coparticipación gubernativa, con los pactos de Abril/1872 y La Cruz/1897, abriendo paso a soluciones consensuadas. En la paz de Aceguá/1904, políticos de diversas tiendas comprenden que no se puede eternizar el exclusivismo fratricida. Y convienen rever el sistema vigente que se concreta en la Convención Constituyente 1916-1918. Esa magna Asamblea compuesta de preclaros tribunos, con un nuevo pacto, funda la democracia que ampara la paz hasta nuestros días, pese a erráticas acechanzas. En este libro, ilustradas plumas analizan génesis, desarrollo y conceptos esenciales.