Reseña

Hay muchas personas que cuestionan que en lugar de destinar tiempo y dinero para proteger los derechos de los animales, se debería destinar ese esfuerzo para cubrir las necesidades de niños o personas vulnerables desde el punto de vista social y económico.
El primer precepto moral es el de la primacía de nuestra especie, naturalmente, pero eso no puede llevarnos a impedir o invalidar todos los demás esfuerzos.
Podemos trabajar sobre la premisa anónima “Cuanto más conozco al hombre, más amo a los animales” e intentar decir “Cuanto más amo los animales, más amo a los hombres”, derribando los muros culturales de la empatía podemos mejorar nuestra condición moral.
La defensa de los derechos animales no puede pensarse alejada de la defensa de los derechos humanos, la defensa de una cosa no es más fuerte ni más débil que la de otra, y mucho menos contrapuesta.
Exigir un trato justo hacia los animales es un reclamo natural y en sintonía con los reclamos de justicia que ha tenido y que tiene históricamente nuestra sociedad y toda la humanidad desde la perspectiva de su evolución moral.