Club
En Club el yo poético va montado en un galgo desde la niñez hasta la hablante que habla con un idioma de agua. El galgo, veloz y sediento de la memoria y la voz poética que maneja el agua. En este juego simbólico y potente sucede este libro de Teresa Korondi: "Nunca volví del tiempo del club/ y sin embargo nunca vuelvo a su lecho de agua"
Es el tiempo, claro, en una ciudad, tan propia y compartida hasta la extrañeza. El tiempo enhebrado en poemas que se musitan al borde de la confesión, rezos a Cronos, crónicas en Cronos, poemas abordados con
rigor, belleza, precisión, en un leve barroco que se amansa como un agua que al fin llega pesada y azul trayendo remeros de estrellas, adolescentes con dulzor de manzanas, padres, abuelas, calles que sólo se pueden navegar.
Es el tiempo, claro, con todas sus aguas presentes en un mismo río: el agua para lavar la congoja, el agua del carnaval, el agua de las lanchas pesqueras, el agua en que se reman las mentiras, el agua en que la abuela rema su mecedora, el agua que es un vientre para los suicidas.
Club se lee demasiado rápido. Es vertiginoso y bello. Su poética a la vez rigurosa y flexible, rica y aguda, inteligente y equilibrada hace de Teresa Korondi una inquietante poeta personalísima, de las que hacen
primera línea a fuerza de talento. JOTAELE ANDRADE