Diluvio
Entre cincuenta y cinco y ciento diez litros de lágrimas produce el cuerpo humano al año.
Lágrimas que son goteras, que caen insolentes por grietas del techo, que humedecen la pared, el piso, la piel.
Gotas convertidas en cajas, mudanzas que mojan y estrujan el pecho para después ser alivio.
Agua salada abriéndose paso, cayendo sobre heridas viejas: la muerte de la abuela, amores no correspondidos, roces de fantasmas.
Agua dulce regando la tierra, filtrando luz. Liberando al amor sin tapujos. Rompiendo estigmas.
He aquí el diluvio de Franco: empapa, arde como alcohol y sana en caricias.
Juliana Del Pópolo