Educar para la vida
Diario de viaje para docentes
Existen algunas obras que tienen esa magnífica cualidad de tender puentes. Son las que siguen la ruta directa del corazón, las que pueden ver más allá de lo que es, y se proyectan al mundo de lo que viene llegando, de lo nuevo, mediante el uso de la función imaginativa y/o artística del cerebro. Tal vez, como lo propone Howard Gardner en su libro “El espíritu creativo”, la imaginación sea la antesala de las mayores conquistas de cualquier ciencia. Entonces, cuando encontramos un libro que abre puertas a una praxis pedagógica desde una ruta tan creativa como la que se propone en estas páginas, no podemos menos que celebrar el acontecimiento.