Reseña

Con sus Historias guardadas, Pilar Sarasúa nos hace una invitación y una ofrenda, un regalo. Cada relato está cuidadosamente tejido con una escritura íntima, lúcida y amable que va hilvanando con entrañable precisión los personajes, las escenas de infancia, los momentos cotidianos donde de pronto se cifra el misterio, las mujeres que despliegan sus hilos, sus lanas, sus costuras. Con ellas fabrican, remedan y sostienen la vida, las mujeres que en agujas de metal espejan los gestos de sus madres y se reconocen abuelas. Relatos que capturan y condensan, pequeñas revelaciones, rayos de luz que atraviesan, de repente, la corriente continua de los días.
Son historias heredadas, inventadas, olvidadas, recobradas. Trama de recuerdos y ficciones de una intimidad que nos ofrece refugio y amparo. Son secretos que se guardan en los cajones de la casa, linajes subterráneos que han quedado inmóviles en las fotografías familiares, a la espera de que, un buen día, la más pequeña de la casa pregunte por ellas y vuelva a encender el motor del relato que nos hace ser quienes somos. Son historias que ahora podemos guardar en nuestra propia memoria. Su autora parece susurrarnos en cada página que aquello que creíamos perdido solo ha cambiado de lugar, pero aquí está: vivo, cada vez que lo contamos.
Paula Simonetti