La levedad del vivir
Valores y desvalores del camino
La Levedad del vivir cumple una fantasía, un sueño o una realidad.
La vida, o Dios, me regaló terroncitos de azúcar, que son mis cinco nietas. Es a ellas, que me trajeron la magia y la mayor alegría que alguien puede sentir, a quienes les dedico este libro y a toda la juventud.
Es parte de mi herencia espiritual, que recibí de los míos, de la vida y del vivir. Aunque grandes escritores dicen que la gente no aprende de consejos, que es un error aconsejar, que cada uno aprende de su propia vida. Pero contradiciendo lo expresado, les dejo lo que me sirvió del vivir y espero que un viento suave las aconseje y que el gran amor que jamás dejaré de sentir por ellas, las acaricie y contagie a la juventud que lo lea.-