Reflexiones sobre el Derecho Procesal y la perspectiva de género
una mirada práctica
Los textos que componen esta obra suponen, por parte de los autores, una consciente y responsable tarea de investigación, que va más allá de la publicación. A partir del diagnóstico de la desigualdad estructural y de la permanencia de los estereotipos, estos estudios pretenden despertar una mirada que se constituya en una herramienta de utilidad para los profesionales, en los numerosos y diversos problemas que determinan la aplicación de la perspectiva de género. Se comienza con el encuadre del derecho a una vida libre de violencia en clave de derechos fundamentales, al traer a colación los convenios internacionales y su operatividad en los casos concretos. Se pone el acento en el carácter normativo y transversal que ostenta la perspectiva de género, según lo dispone la Ley N.º 19.580, de orden público e interés general, aplicable en todos los procesos, cualquiera sea el área competencial. El análisis de las situaciones de los sujetos, en el sistema normativo así concebido, permitirá un más adecuado ejercicio de las distintas funciones, al definir y delimitar los distintos roles, es decir, los derechos, los deberes y la respon-sabilidad. La acción, la defensa y la jurisdicción deben amoldarse a ese objeto califi-cado. El correcto desempeño asegura el debido proceso y la tutela efectiva. La perspectiva de género ostenta una gran relevancia en la actividad probatoria en todas sus etapas. Las reglas de la sana crítica se analizan en este campo concreto y bajo este criterio. Respecto de los medios de prueba, el examen de la admisibilidad, conducencia, pertinencia o necesariedad, la forma de producción y la valoración del cúmulo se efectúa bajo la óptica de la recta aplicación de las disposiciones legales, sin desmedro de profundizar en las especialidades de algunos, como la declaración de la víctima y los indicios. El recorrido por la jurisprudencia en mate-ria penal, laboral, familiar y civil evidencia la necesidad de difundir y fortalecer el desarrollo de buenas prácticas para la obtención de una prueba válida y de calidad, detectando cómo el proceso puede constituir también una forma de violencia. La cabal apreciación de la complejidad de las situaciones de violencia incide en la fundamentación de la decisión judicial, que debe plasmar un esfuerzo argumenta-tivo mayor. La propuesta pretende promover la reflexión, contribuir a un mejor manejo de los institutos procesales, planteando algunas interrogantes, materia de futuras indagaciones. Quizá este sea el camino: establecer líneas de investigación que aseguren el contraste con otras opiniones y con otras disciplinas.