El bar de las mesas vacías
abrí las ventanas y un tropel de palabras
entraron y salieron ensimismadas.
Abajo, inquietas sobre el río, algunas
formaron la barca y comenzó el viaje.
Las otras, las más amigas, las nuestras,
las de adentro, al son del silencio
de pájaros y árboles
juegan en el portal de la casa del río.