El sol de nuestras vidas
Alana, decidió aceptar la dirección de una sucursal del banco para el que trabaja, a más de 800 km de la ciudad donde vivía, cuando se enteró estaba embarazada de Ricardo un hombre 14 años mayor que ella, empresario poderoso y casado, con quien había mantenido una relación clandestina durante los últimos 5 años, pero además tenía un affaire con una italiana de 21 años que puso en peligro su matrimonio y estatus empresarial.
Eduardo solo siente que se quiere morir, no tiene nada por lo cual luchar, su mujer y su hijo murieron en un accidente de tránsito en la nieve, él manejaba; totalmente deprimido se va al sur, a refugiarse a la casa de sus abuelos, un pueblecito costero donde pasó su niñez y parte de su adolescencia.
Alana, es vecina de Dalia y Oliverio, quienes se enamoran de la pequeña Sol, que les da brillo a sus monótonas vidas. Cuando Eduardo llega apenas si sale de su habitación, pero poco a poco Sol, se va adueñando de sus tardes y cuando se quiere dar cuenta, ya no puede vivir sin esa pequeña diablilla que lo tiene totalmente enamorado. Pero claro Sol tiene una madre, con la cual Eduardo no quiere establecer ninguna relación, y las cosas no siempre son como uno las quiere sino como el destino tiene jugadas las cartas.