Vestigios atemporales
Los vestigios atemporales son dulces dagas que recuerdan la naturaleza animal del cuerpo humano. Un recorrido oscuro y delirante, donde su protagonista deambulará por estados densos subido al más puro de los sentimientos: el amor.
Dividido en tres partes, este poemario pretende extenderse sobre la memoria y dejar al descubierto una serie de ideas sobre diversos aspectos de la vida.
El tiempo es efímero en el recuerdo, la exactitud de los poemas es mentirosa. El autor se jura haberlos escrito en la adolescencia, donde se vio al borde de la locura, entre la punzante soledad casi característica de su ser y los brutales momentos en donde creyó estar esclavizado al amor. Cada palabra tiene un sentido oculto que el lector deberá descifrar, este poemario es, ante todo, un desafío.
Ninguno de los poemas se escribieron para estar en un libro, los orígenes de sus historias están ligados a la realidad de un adolescente que encontró en la escritura, el escape perfecto dentro de un mundo tenebroso que se le venía encima y para el que nunca estuvo hecho.