Reseña

John Brooks es un guionista cinematográfico que sueña con materializar sus objetivos adentrándose en el mundillo empresarial Hollywoodense. Se contacta con un productor importante con quien se establece una amistad. Tras haber negociado en distintas oportunidades para la realización y rodaje de la película, brindan satisfechos con champaña. Al día siguiente, el productor aparece asesinado. El detective Spencer llega a la escena del crimen. Se pone manos a la obra para la investigación. Al tomar las huellas dactilares de las copas, descubre que la última persona que estuvo con el difunto productor fue John Brooks. Lo interrogó exhaustivamente pero no llegó a nada concluyente. No tiene antecedentes, aunque el hecho de que fue la última persona que estuvo con el productor, lo hace sospechoso. Brooks está tranquilo, su conciencia está limpia, pero, aun así, se siente abrumado por la pérdida de su amigo y la imposibilidad de rodar su película. Discute con su pareja y se aleja por un tiempo a pesar de que Spencer le ha solicitado que no se mueva de Los Ángeles.
Mientras transcurre la investigación, Brooks conoce a Alan, un personaje bastante extraño, que lo llevará a conocer caminos insospechados. Mientras los detectives van desentrañando el propósito de la instigación y tratar de descubrir al, o a los asesinos materiales, es probable que Brooks descubra el camino de la espiritualidad junto a su nuevo amigo Alan.