Mario Arroyo
Surrealismo rioplatense
Esta muestra reúne obras y documentación de la colección personal del artista (catálogos, fotografías, documentos, artículos de prensa, cartas, ahora pertenecientes a la Sucesión de su viuda, Petrona Méndez de Arroyo), y de algunas colecciones particulares de Uruguay.
Gran parte de la producción del artista está radicada en el exterior, en colecciones de Argentina, Brasil y Estados Unidos, inaccesible para este proyecto. Con mucho esfuerzo se han reunido 33 pinturas originales, catálogos y afiches de las muchas exposiciones individuales y colectivas que el artista realizó en vida, además de colaboraciones para revistas y textos literarios de su época.
Realizó su primera obra casi a los 40 años; falleció a los 68, luego de una larga enfermedad, por lo que fueron alrededor de 25 años de producción artística.
Su forma de trabajo era concienzuda, exigente y meticulosa; en cada obra se reflejaba una parte de él, plasmada con clara y prolija rigurosidad plástica. Arroyo gozó en vida de éxito comercial; su obra, apenas era producida, se comercializaba con facilidad en las mejores galerías de la época.
La confluencia de estos aspectos hizo que la obra disponible en Uruguay fuera escasa, así como también la colección familiar.
Las líneas finales de la crónica de Juan Pedro Carbajal en la revista Imágenes dedicada a «Trece pintores uruguayos», de 1980, reflejan la realidad: «...una búsqueda que prosigue con un andar pausado, trazando cientos de dibujos, bocetos, pintado con total exigencia y con una producción limitada por sus propias reservas y limitaciones autoimpuestas por el creador».
La vida artística de Mario Arroyo se desenvolvió en un entorno muy exigente, con grandes galerías de arte que promocionaban a los artistas: Contemporánea, Losada, Bruzzone, Moretti, Aramayo, Tempo, Karlen Gugelmeier, Río de la Plata, U, Latina, así como marchands y críticos de arte que generaron mucho valor y crecimiento a la plástica nacional.
Además del éxito comercial, también obtuvo importantes premios. Si bien Arroyo no concursaba voluntariamente en certámenes de pintura, participaba cuando era especialmente invitado. Su obra fue premiada en la Primera Bienal Internacional del Deporte en las Artes Plásticas en 1980, con el óleo El último instante que se exhibe en la presente muestra en el verano del año 1978; obtuvo el Premio Ford en el II Premio del Este de Pintura Uruguaya del Museo de Arte Americano de Maldonado, galardonado junto a destacados pintores como Miguel Battegazzore, Carlos Tonelli, Gustavo Alamón, Hugo Longa, y Gustavo Vázquez.
Asimismo, obtuvo juicios muy favorables de la crítica de la época, entre los que destacan los análisis de María Luisa Torrens en el diario El País, que ante la primera muestra individual tituló su crónica como «Un brillante debut»; la de Eduardo Vernazza en el diario El Día, la de Alfredo Washington Torres en el semanario Marcha, la de Jorge Nieto en el diario El Popular y la de varios críticos extranjeros que se comparten en el presente catálogo.
En muestras colectivas expuso junto a importantes artistas como Fernando Cabezudo, Clarel Neme, Jorge Damiani, Hugo Longa, Oscar García Reino y Hermenegildo Sábat. Precisamente, integra la presente exhibición una caricatura de Mario Arroyo realizada por su amigo Menchi Sábat en el año 1980, con la siguiente dedicatoria: «...para Mario, un recuerdo de su hermano Menchi», quien además y a decir del poeta Horacio Ferrer, le había afirmado que «...para mí, en arte, Mario tiene todas las cuentas pagadas» (la nota de Ferrer forma parte del presente catálogo).
En junio del año 2016 en Tacuarembó --la tierra del «zorzal criollo del tango, Carlos Gardel (1887-1935)»--, en el Museo de Artes Visuales de Tacuarembó (muart), se realizó una exposición de obras de Mario Arroyo que se llamó Tango y bohemia.
Posteriormente, en abril de 2018, en el aniversario 100 años + 1 de La Cumparsita, en una gala tanguera en el Teatro Solís, fueron homenajeados el director de orquesta, bandoneonista y compositor ítalo-uruguayo Donato Racciatti (1918-2000) y los pintores Mario Arroyo, Jorge Páez Vilaró y Martha Escondeur.
La calidad de la pintura de Arroyo, su profundidad temática y conceptual, así como su originalidad y particularidad en el panorama de la pintura de la región y su época, son apreciables en esta muestra. Esperamos que la exhibición, además de presentar a este artista para el redescubrimiento del público uruguayo, sea un acicate para un estudio y análisis profundo de su obra, a la que el propio Arroyo calificó como un «surrealismo rioplatense».
Carlos Castro
Marcelo Guadalupe