Inés/María
El día que me muera me voy a acordar de vos, le dije más de una vez. El día de mi muerte voy a pensar que fui uno de los pocos que pudo amar de verdad, le decía, y ella lo repetía como si también hubiera comprendido que la vida estaba compuesta de una infinidad de momentos y que solamente de algunos —de muy pocos entre todos los millones de momentos que no hubieran caído en la bolsa del olvido— íbamos a extraer algún consuelo.