Reseña

¿Cómo fue posible que armenios y uruguayos hayan podido converger de manera tan entrañable desde sus historias tan disímiles?
Un pueblo varias veces milenario, con una historia épica de lucha incesante y persecución, que se cruza en el momento más dramático de su trayectoria con un país pequeño, mucho más joven pero también formado desde sus raíces por la inmigración y la aventura de la diáspora diversa. Aquellos primeros armenios uruguayos, con su tragedia a cuestas pero también con su cocina inimitable, sus artesanos, su capacidad de resurgir una y otra vez, su fe inconmovible. Y frente a ellos la recepción de un país ofrecido como “tierra de promisión”, con el anhelo de ser un “país modelo”, para todos los uruguayos, “vengan de donde vengan”, receloso por origen frente a los grandes con vocación imperial, tanto los cercanos como los distantes.
Ese vínculo originario de los primeros encuentros, tras la inmigración aluvional de fines del siglo XIX y comienzos del XX, requería sin embargo una reafirmación honda, de proyección universal, vinculada nada menos que con el reconocimiento del primer genocidio del siglo XX. Esto finalmente ocurrió en abril de 1965, cuando se cumplían 50 años de la nefasta fecha de recordación, instancia en que tras la presentación de un proyecto de ley por parte de los legisladores de la Lista 99, liderada por Zelmar Michelini, el Parlamento uruguayo dio su aprobación a ese reconocimiento insoslayable. Uruguay se convertía en el primer país del mundo en reconocer el genocidio armenio.
En más de un sentido, el proceso que este libro narra bien puede ser registrado como uno de los momentos más honrosos de la historia uruguaya. Sus ecos todavía están entre nosotros, nos invitan a esa lucha contra el olvido, por la verdad y la justicia, esa pugna vital que no tiene fin. Es ese legado el que une para siempre los destinos de armenios y uruguayos. Y cuando la guerra vuelve a asediar, un siglo después, la suerte del sufrido pueblo armenio, debe recordarse una vez más los fundamentos cargados de vigencia presente del reconocimiento del genocidio y de la renovada solidaridad con la “Causa Armenia”.