Reseña

El 8 de marzo del 2017, en el marco de la conmemoración del día internacional de la mujer, se producía en Uruguay un hecho sin precedentes, un punto de inflexión en el poder de incidencia política y social del feminismo. Decenas de miles de personas, un verdadero río de gente, marcharon por la avenida 18 de Julio de Montevideo, tomando literalmente el centro de la capital, superando ampliamente cualquiera de las manifestaciones sociales, sindicales, de derechos humanos o ambientales de los últimos años en el país.
Otra peculiaridad fue el fuerte y diverso apoyo que recibió el evento. El movimiento sindical, el estado, los grandes medios, todos los partidos políticos y hasta grupos anarquistas, convocaron y respaldaron la marcha, en una gran unanimidad que registra muy pocos antecedentes en nuestra historia.
Pero lo que es todavía más llamativo, es que esta unanimidad se produce a partir de una plataforma que, hablando de la situación de las mujeres, en su diagnóstico establece que «el patriarcado, junto al capitalismo, el racismo y la guerra imperialista de los poderosos nos mata y empobrece..., el Estado patriarcal y capitalista sostiene las condiciones para que todos los días nos violenten, nos golpeen, nos violen y nos maten».
Las preguntas que surgen aquí son bastante obvias: ¿cómo es posible que este estado patriarcal señalado como responsable de la violencia hacia las mujeres sea el mismo que apoyó institucionalmente la marcha?, ¿desde cuándo los partidos políticos en su totalidad apoyan causas anticapitalistas? ¿los grandes medios de comunicación son ahora agentes del cambio social?
Por otra parte, es fácilmente constatable, como el gran capitalismo internacional, impulsa decididamente la Ideología de Género, generando respaldo financiero, mediático, político, logístico y de inteligencia en todos los niveles pensables a la causa del feminismo radical, con la intervención de organismos como el BID, el Banco Mundial, el FMI, la ONU, la OEA y la Unión Europea, la Fundación Rockefeller, la Fundación Ford, la Open Society de George Soros y la CIA.
Acaso no es un poco extraño, que los mismos que financian guerras y golpes de estado, que establecen dictaduras o ponen gobiernos títeres y que históricamente han generado distintas formas de dependencia y explotación, se declararon desde hace más de 50 años estar a favor de la «liberación de la mujer». ¿Cómo se explica esto? ¿Qué ventajas representa la Ideología de Género para la élite mundial?