Y sólo al inclinarme
Desde la cama de un Hospital y luego de una positiva transformación espiritual, surge la necesidad de escribir estos textos. Mi más sincero agradecimiento a Dios. Y también a Dairet, por su devoción y por invitarme a disfrutar a su lado de divinos momentos. Escribir este pequeño cuaderno fue un placer, pues el mismo es como especie de un testimonio, una pauta de mi reflexión, una manera de encontrarme verdaderamente pese y con todo respeto a ser un hombre que LIMITO MI CORAZÓN DE NUCLEO ALGUNO, MIS LATIDOS TRAEN LA GRANDESA DE MI ABUELO y con el permiso de mis hijos Dairet y Héctor José, comparto la lectura.
Pomelapocha