Onetti: las vidas breves del deseo
Todos o casi todos los héroes onettianos padecen una forma de exilio, se encuentran separados de algo que anhelan y que es, a la vez, interior y exterior a ellos mismos: que puede estar en las novelas o cualquier otra forma de ficción, tanto como en los sueños megalómanos y omnipotentes de la adolescencia o la juventud, cuando el sujeto es plena disposición y absoluta posibilidad. El pasado, entonces rebosante de virtualidades, se ilumina por contraste con un presente siempre sórdido —en el sentido de impuro y en el sentido de avaro—, que encuentra en la adolescencia el único lugar simbólico donde los sueños pueden ser otra cosa que no es frustración.